El presidente Pedro Sánchez y el expresidente Carles Puigdemont comparten una característica en común: su audacia táctica en el ámbito político. Aunque ambos carecen de fuertes convicciones ideológicas, su habilidad para arriesgarse y tomar decisiones arriesgadas los distingue de otros líderes políticos.
Tanto Sánchez como Puigdemont son oportunistas en el sentido más puro de la palabra. Su audacia los ha llevado muchas veces al límite de lo temerario e incluso a cruzar esa línea en ocasiones. Les gusta jugar a la ruleta rusa política, sin importarles los riesgos asociados.
A pesar de sus diferencias, estos dos políticos se entienden entre sí. Ambos comparten un carácter que los impulsa hacia el éxito en la política. Para ellos, jugar al juego de la política es una vocación, una pasión, que no pueden dejar de lado aunque pierdan la fe en sus convicciones iniciales. Son jugadores compulsivos, y seguirán siéndolo durante el resto de sus días.
Sin embargo, esta naturaleza arriesgada también puede resultar en un camino incierto para ellos. En menos de un año, se llevarán a cabo elecciones en Cataluña, y Puigdemont no tolerará ser llamado traidor si no se realiza un referéndum. Sánchez, por otro lado, está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantener el poder.
En resumen, Sánchez y Puigdemont son dos políticos audaces que comparten una pasión por el riesgo. A medida que se acerquen las elecciones en Cataluña, sus juegos políticos podrían volverse cada vez más peligrosos. Solo el tiempo dirá cómo se desarrollará esta situación.
Fuentes:
– El autor