La última década ha sido testigo de la transformación digital como el enfoque principal en el campo de la tecnología de la información. Bajo esta premisa, las iniciativas de TI se han centrado más en los clientes y en las personas en lugar de solo en la tecnología. Sin embargo, muchas organizaciones han estado inmersas en este proceso durante años, sin un final a la vista. La adaptabilidad se convierte en el nuevo enfoque necesario para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que surgen en un mundo que está en constante cambio.
La disrupción ha dejado de ser la excepción para convertirse en la norma, y las organizaciones deben ser capaces de responder rápidamente y con agilidad a los cambios que se presenten. Ya no es suficiente buscar transformaciones reactivas, sino que debemos ser capaces de cambiar y adaptarnos constantemente en todos los aspectos de nuestra estrategia, modelo de negocio, operaciones y servicios.
La adaptabilidad se ha demostrado fundamental durante la pandemia, permitiendo a las organizaciones mantener el flujo de ingresos y la prestación de servicios al tener múltiples modos de operación y la capacidad de cambiar dinámicamente entre ellos. También permite una mayor eficacia y eficiencia operativa, tiempos de respuesta más rápidos y la capacidad de hacer más con menos recursos.
La estrategia de adaptabilidad puede abordar una amplia gama de objetivos comerciales y estratégicos en organizaciones del sector público y privado. Implica aplicar la adaptabilidad a áreas como el crecimiento económico, la calidad de vida, la seguridad, la eficiencia, la movilidad y la sostenibilidad ambiental.
La adaptabilidad, como disciplina de gestión, es fundamental para enfrentar los constantes cambios en el entorno y lograr una innovación continua. Se diferencia de la resiliencia en que busca optimizar las condiciones ambientales y no solo mantener un estado estable existente. Además, requiere la aplicación de principios de la naturaleza para reaccionar mejor al cambio y ser ágil.
En resumen, la adaptabilidad se ha convertido en el nuevo enfoque necesario en el proceso de transformación digital. Permite a las organizaciones enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades en un mundo en constante cambio, además de permitir una mayor eficiencia y eficacia operativa. Es una disciplina de gestión que busca optimizar las condiciones ambientales y aplicar los principios de la naturaleza para mejorar la respuesta al cambio.