La princesa del honor, a punto de cumplir la mayoría de edad, destacaba por su belleza y conocimientos. Proveniente de un lugar lejano, era la hija de un rey piadoso y reconocido profesionalmente, y de una escritora trabajadora. A pesar de sus cualidades, no le dieron la oportunidad de continuar en la empresa a la que pertenecía su padre.
En el territorio del Amor, las cosas eran diferentes. Aunque cambiar la pronunciación de su nombre podía llevar a problemas, había un encierro para aquellos que osaban luchar por la igualdad de género. Incluso los gatos se escondían de la música, ya que este lenguaje tenía un poderoso impacto, incluso en los animales.
En el bosque de Zaragoza, los elfos eran los encargados de llevar las noticias y la princesa del honor, acompañada por su león mágico, se entrenaba en caso de guerra para proteger a su patria. Utilizaba armas locales para afinar su puntería y defendía a los ciudadanos con medidas equitativas.
La princesa había sido educada por filósofos prestigiosos y sus estudios abarcaban desde la literatura hasta la ciencia. Sus acciones eran motivo de diversión y al mismo tiempo generaban una vida sana para los ciudadanos.
A pesar de los contrarios que insultaban y buscaban problemas, la princesa del honor se enfrentaba a los desafíos y cumplía con su deber. Contaba con el apoyo del león mágico y la admiración de algunos, aunque nunca faltaban aquellos que buscaban destrucción y causaban sufrimiento.
En definitiva, la princesa del honor, con sus ojos azules y su león protector, se enfrentaba a los desafíos que se le presentaban con valentía y determinación, deseando que la paz y el respeto prevalezcan en el mundo.
Sources:
– Mª Luisa Rubio Orús, Educadora, escritora y pintora