El resultado de las elecciones de julio reveló que los vascos también pueden tener sentido del humor. En la televisión, uno de los líderes más importantes del PNV se mostró eufórico proclamando la derrota de la derecha. Esta situación cómica es producto de las luchas internas entre los partidos separatistas vascos y catalanes por ganarse el favor de sus respectivas parroquias.
Es curioso ver cómo los conservadores, que se posicionan a la derecha del espectro ideológico, adoptan posturas progresistas para intentar ganar votos de sus competidores de izquierda, como Esquerra y Bildu. Un ejemplo grotesco de esto es ver a un alto dirigente del PNV, que ha sido tradicionalmente de derechas, presumir de ser progresista.
Sin embargo, cuando se trata de hablar de dinero, la broma se acaba. La semana pasada se comentó mucho el pronunciamiento público de una empresa del Ibex contra el gobierno, el mismo gobierno cuya existencia depende del apoyo del PNV, cuyo consejero delegado fue presidente del partido en su momento. Esta situación demuestra que Josu Jon, a diferencia de Andoni, no está dispuesto a tomar decisiones imprudentes.
En contraste, pocos se dieron cuenta de un interesante artículo escrito por el expresidente de la Generalitat, Artur Mas i Gavarró, en el diario Ara. En este artículo, Mas habla sobre las 37 horas y pico de trabajo de Yolanda. Si Hayek y Von Mises estuvieran vivos, podrían haber suscrito cada palabra de Mas e incluso haberlo aplaudido. Estoy seguro de que actualmente no hay ningún directivo del PP en Génova con el coraje suficiente para firmar un escrito tan liberal y de derechas como el de Mas.
En resumen, resulta divertido observar cómo los partidos políticos adoptan posturas contradictorias para atraer votos, pero cuando se trata de intereses económicos, las verdaderas ideologías se revelan. La supuesta progresividad y progreso del gobierno actual no puede durar cuatro años.
Fuentes:
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