Los pasajeros que llegan a la estación de Atocha en Madrid se encuentran con una travesía publicitaria para llegar a las esculturas de Antonio López instaladas en el exterior. Desde el andén del AVE, los viajeros ascienden a otro nivel y se adentran en un túnel que parece interminable a pesar de las cintas transportadoras.
El pasaje, conocido como Paseo Moneo, se encuentra lleno de anuncios por todas partes. Tanto en las bóvedas como en las paredes, los publicistas han aprovechado cada espacio disponible para promocionar sus productos y servicios. El túnel está cubierto de reclamos propagandísticos que nunca desaparecen, sin importar la hora a la que se llegue a la estación.
En el vestíbulo adyacente, una enorme lona vertical invita a los viajeros a experimentar “esa increíble sensación de llegar a todo”. La imagen de un hombre volando hacia el sol otoñal captura la atención, vestido elegantemente con un traje gris y luciendo una esperanzadora sonrisa. El cartel pretende transmitir la idea de que la transformación digital mejorará la vida de ese hombre y de quienes lo sigan.
Sin embargo, al observar esta representación de Ícaro digital, es difícil evitar preguntarse sobre su futuro real. Según el cineasta S. Wilson y el cantante Sabina, no parece que las corrientes de aire sean favorables para el hombre de traje gris.
La incertidumbre sobre si logrará mantenerse en su vuelo hacia la transformación digital queda planteada. ¿Será capaz de alcanzar la altura óptima en esta travesía vital? Solo el tiempo dirá si las promesas de felicidad y mejora que sugiere la publicidad se cumplen para el hombre de traje gris.
Fuentes:
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