La publicidad digital ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, pero junto con ese crecimiento también ha aumentado el problema del fraude en este ámbito. Eduardo Madinaveitia, experto en investigación, plantea la necesidad de abordar este desafío y reducir drásticamente el fraude en la publicidad digital.
En un informe reciente, se estima que los anunciantes han perdido alrededor de 68.000 millones de dólares debido al fraude en publicidad digital, lo que representa un 8% de la inversión total. Estas pérdidas suponen un incremento del 15,25% con respecto al año anterior. Es evidente que el fraude está creciendo a un ritmo mucho mayor que la inversión en publicidad.
El problema del fraude en la publicidad digital parece ser generalizado y no depende de un país o una marca en particular. Según los datos, los cinco países que concentran la mayor cantidad de fraude son precisamente aquellos en los que la inversión en publicidad digital es más elevada. Esto sugiere que el problema es inherente al entorno digital y afecta a todos por igual.
Aunque existen herramientas para reducir el fraude, su utilización aún no es generalizada. Se plantea la cuestión de por qué no se emplean estas herramientas de manera más drástica para aumentar la eficacia y disminuir el fraude. Para entenderlo, es necesario analizar las raíces del problema, que en muchos casos se remontan a los orígenes mismos de Internet.
Uno de los aspectos fundamentales es la falta de estandarización en la medición de los parámetros publicitarios. A medida que cada plataforma tecnológica mide y proporciona resultados de campañas utilizando sus propios datos, se genera confusión y discrepancia en las medidas. Esta falta de estandarización ha normalizado la discrepancia y aceptamos que existan diferentes medidas para un mismo parámetro.
Además, algunas empresas tienen el control absoluto sobre sus propios datos y pueden manipularlos en su favor. Esto plantea un conflicto de intereses y aumenta el riesgo de errores que favorezcan a las propias empresas en detrimento de los anunciantes.
En conclusión, es fundamental que el mercado tome en serio la reducción del fraude en la publicidad digital. Esta industria ya ha alcanzado un volumen lo suficientemente grande como para abordar este problema de manera efectiva y garantizar que el fraude sea un problema marginal en el futuro. La estandarización de medidas y la transparencia en el uso de datos son pasos clave hacia una publicidad digital más confiable y eficiente.