En la era digital, la identidad digital auto-soberana (SSI por sus siglas en inglés) se ha convertido en un elemento esencial para acceder a servicios fundamentales como la inclusión financiera, la salud y la educación. Para las comunidades desatendidas, la falta de una identidad sólida puede ser un obstáculo significativo en el camino hacia la inclusión financiera.
La SSI se basa en tecnología blockchain y protocolos de Cero Conocimiento (ZK, por sus siglas en inglés), que permiten demostrar conocimientos o características específicas sin revelar información sensible. Por ejemplo, se puede demostrar que se conoce una contraseña sin compartirla o que se es mayor de edad sin revelar la fecha de nacimiento.
Esta tecnología empodera a los individuos, brindándoles control total sobre su información personal y permitiéndoles decidir qué información compartir y con quién. A diferencia de los sistemas tradicionales de identificación, donde terceros gestionan nuestros datos, la SSI permite a las personas decidir qué información compartir, manteniendo su privacidad y seguridad.
La inclusión financiera es un objetivo fundamental para el desarrollo de las comunidades desfavorecidas. Sin embargo, el acceso a servicios financieros básicos requiere una identidad sólida y verificable. Las comunidades desatendidas, que a menudo carecen de identificación oficial, se enfrentan a desafíos al momento de acceder a estos servicios.
La SSI puede ser la solución a este problema, ya que permite a las personas demostrar su identidad de manera confiable y segura. Al tener control sobre su propia información de identidad, las personas pueden acceder a servicios financieros en línea, a la vez que sus datos se almacenan de forma encriptada y se comparten de manera segura.
Además, la tecnología de la SSI se basa en protocolos estandarizados y permite la creación de Identificadores Descentralizados (DID) universales, escalables y accesibles en regiones remotas.
La SSI tiene el potencial de transformar radicalmente la inclusión financiera en las comunidades desatendidas, eliminando barreras significativas y abriendo oportunidades. Para lograr esto, es fundamental la colaboración entre gobiernos, instituciones financieras y proveedores de tecnología.
En resumen, la identidad digital auto-soberana es una herramienta poderosa para promover la igualdad de acceso a servicios críticos como los financieros, y contribuir al desarrollo sostenible de las comunidades desatendidas. Es hora de aprovechar esta tecnología para construir un futuro más inclusivo y equitativo.
Fuentes:
– Banco Interamericano de Desarrollo
– McKinsey & Co
– Sam Altman
– W3C