El polo de inaccesibilidad del Pacífico, también conocido como punto Nemo, se encuentra en la latitud sur 48°52.6′ y longitud oeste 123°23.6′. Es un lugar extremadamente lejano, aproximadamente a 2,688 kilómetros de la masa de tierra más cercana y a más de 3,500 kilómetros del asentamiento humano más próximo. Paradójicamente, los seres humanos que más se acercan son los astronautas de la Estación Espacial Internacional cuando están en órbita a una altitud de 400 kilómetros.
Debido a su ubicación remota y a la gran profundidad del océano en la región (hasta 3,700 metros), el punto Nemo se ha convertido en el cementerio preferido de basura espacial por las agencias espaciales. Cuando un satélite inoperativo o una sección de una nave espacial regresa a la Tierra, los objetos se fragmentan y se queman en la atmósfera. Sin embargo, algunos fragmentos de naves grandes pueden sobrevivir y alcanzar la superficie.
Cuando es posible controlar la entrada en la atmósfera de una nave, la agencia espacial debe decidir el lugar de destino de la basura espacial resultante. Algunas agencias espaciales, como la ESA, han adoptado políticas de generar cero basura espacial para el año 2030.
El punto Nemo ha sido utilizado como destino de grandes fragmentos de naves desde la década de 1970. Actualmente alberga los restos de casi 300 naves de diferentes nacionalidades, incluyendo fragmentos de la estación espacial estadounidense Skylab. En el futuro, también recibirá a la Estación Espacial Internacional cuando finalice su vida útil.
Aunque el punto Nemo es la opción preferida para dirigir la caída de las naves, no siempre es viable para todas las órbitas. Es adecuado para órbitas ecuatoriales, pero no para órbitas polares. Esto fue evidente con la caída del satélite Aeolus de la ESA el pasado julio.