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    La fractura democrática en España: la mediocridad y el oportunismo en el poder

    ByJuan de los Santos

    Nov 1, 2023
    La fractura democrática en España: la mediocridad y el oportunismo en el poder

    El presidente en funciones Pedro Sánchez ha defendido la idea de hacer “la necesidad virtud” en la política coyuntural. Sin embargo, esta afirmación ha llevado a cuestionar si realmente comprende el significado del término “virtud”. El PSOE-Aragón respalda a Sánchez y se somete a la disciplina de partido en sus negociaciones para revalidar su poder. Estas conductas van en contra del interés general de la Nación y perjudican a las Comunidades Autónomas y a los ciudadanos.

    Los traidores suelen ser personas sin escrúpulos que buscan su propio beneficio y están dispuestos a mentir y manipular. Además del traidor principal, también lo son aquellos que lo siguen y lo protegen, así como aquellos que observan sin actuar. Estas situaciones deshonestas demuestran que el sistema constitucional de España tiene deficiencias para frenar la hipocresía.

    La mediocridad ha afectado a España en todos los ámbitos, pasando de ser una potencia mundial a estar rezagada en Europa. La educación ha sufrido y la familia como pilar de la sociedad se ha debilitado. Además, se ha promovido una cultura que socava la vida de miles de inocentes y ha impactado negativamente en lo económico, lo político, lo social y lo cultural.

    La influencia de ciertos medios de comunicación ha contribuido a la propagación de un adoctrinamiento ideológico. Esto ha afectado la capacidad de pensar críticamente y ha llevado a aceptar pensamientos y comportamientos mediocres. Las normas establecidas en el ordenamiento jurídico no deben ser utilizadas con fines propagandísticos, y la falta de honradez, objetividad y pluralidad está socavando el consenso constitucional.

    El oportunismo de aquellos en el poder puede llevar a la fractura democrática de las instituciones. Existe una “colonización” de las Administraciones Públicas a través de prácticas arbitrarias y una legalidad artificial. Los ciudadanos también tienen su parte de culpa al permitir estas situaciones y no manifestar su repulsa utilizando los cauces legales.

    La calidad democrática de las instituciones depende de la combinación de la solvencia técnica de sus líderes, la sensibilidad social y la inteligencia política integral. Las reglas están para garantizar la justicia y promover el desarrollo del pueblo, no para fomentar el odio y la división.

    Fuentes:
    – Artículo de Vicente Franco Gil.