El robo de datos bancarios, la sustracción de datos personales y los engaños sobre premios económicos son los principales tipos de fraude digital que continúan afectando a los usuarios de Internet. Según un estudio realizado por SAS, casi la mitad de los españoles ha sido víctima de algún tipo de fraude digital en el último año, y consideran que tanto las empresas como las administraciones públicas no están haciendo lo suficiente para protegerlos.
Los ciberdelincuentes utilizan diversas vías de entrada para llevar a cabo sus ataques, siendo los teléfonos móviles, el correo electrónico y WhatsApp los canales más utilizados. Estos ataques son cada vez más sofisticados, lo que deja a las víctimas vulnerables ante el robo de información bancaria o personal.
Los consumidores demandan un mayor respaldo por parte de las empresas y las administraciones públicas, especialmente en el sector bancario y asegurador, y una mayor protección de sus datos. El estudio revela que casi el 30% de los consumidores desconoce las medidas de protección adoptadas por las entidades financieras y considera necesario mejorarlas para obtener mayor seguridad y satisfacción en su experiencia de compra.
A pesar de los riesgos, el 70% de los españoles prefiere utilizar servicios digitales en lugar de las tiendas físicas, por lo que es fundamental mejorar los procesos de compra y fortalecer la seguridad para garantizar su permanencia. Los encuestados abogan por un mayor control en las transacciones y compras, así como por la implementación de nuevas tecnologías como la biometría, la inteligencia artificial y el reconocimiento facial o de voz.
En cuanto a la situación global del fraude digital, un informe de TransUnion señala que ha aumentado un 80% en los últimos meses, aunque en España ha disminuido en un 31%. Los fraudes más comunes están relacionados con tarjetas de crédito, robo de cuentas, transferencia de fondos automáticos e identidades sintéticas. El sector del retail, seguido por el juego y las comunidades online, son los más afectados por los intentos de fraude.
En conclusión, el fraude digital es una preocupación creciente tanto a nivel nacional como global. Es necesario mejorar las medidas de protección, promover la colaboración entre empresas y administraciones, y seguir innovando en tecnología para garantizar la seguridad y confianza de los usuarios en el entorno digital.
Fuentes:
– Estudio ‘Faces of Fraud’ de SAS.
– Estudio ‘Estado del Fraude Omnicanal 2023’ de TransUnion.