Los conventos de Toledo representan una riqueza única para esta ciudad. Más allá de su valor arquitectónico y urbanístico, son un reflejo de la vivencia religiosa que ha enriquecido a Toledo a lo largo de los siglos, especialmente en su casco histórico.
El impacto de los conventos en la ciudad ha evolucionado a lo largo del tiempo, transformando tanto su presencia física como su importancia en la sociedad. Desde sus inicios con la fundación y construcción de los edificios, pasando por los cambios drásticos del siglo XIX con la invasión francesa y las desamortizaciones, hasta la transformación que se ha producido en los siglos XX y XXI.
La presencia de los conventos en Toledo se remonta a la época de la conquista cristiana, cuando el rey Alfonso VI estableció las primeras comunidades. Su expansión se debió al apoyo recibido de diferentes sectores del poder, como la corona real, que realizó numerosas donaciones y otorgó beneficios, tierras y rentas a los monasterios y conventos. Estos lugares proporcionaban beneficios espirituales y espacios para la formación de los habitantes de la ciudad, especialmente la aristocracia, que donó casas y solares para la instalación de los conventos dentro del casco histórico.
Muchas de las fundaciones religiosas comenzaron como comunidades de damas nobles en un beaterio. Además, el arzobispado también jugó un papel importante como mecenas de los conventos, como fue el caso de Cisneros. A ello se sumó la voluntad de expansión de algunas órdenes religiosas que deseaban estar en el centro de Toledo.
En la actualidad, muchos de estos conventos se enfrentan a problemas de conservación y algunas comunidades religiosas están desapareciendo rápidamente. Sin embargo, afortunadamente, algunos edificios han sido rehabilitados y han encontrado nuevos usos. San Pedro Mártir y Madre de Dios son ahora edificios de la Universidad de Castilla-La Mancha, San Juan de la Penitencia alberga el Conservatorio de Música y el convento de la Trinidad se ha convertido en un centro cultural y en sede del Archivo Municipal. Estos nuevos usos han traído consigo cambios significativos en la vida y la imagen de la ciudad histórica, así como nuevas dinámicas sociales que mantienen vivo el legado de los conventos en Toledo.