Un nuevo artículo revela que el perfil de los adeptos a las sectas ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Contrario a la creencia popular, las personas que son captadas por estos grupos no pertenecen a un cierto estrato social, no tienen poca educación, no vienen de familias problemáticas, y no son especialmente vulnerables. Según la psicóloga Laura Merino, especialista en grupos de manipulación y abuso psicológico, estas ideas son mitos que los expertos quieren desterrar.
Merino ha estado trabajando con un centro de investigación de sectas durante más de 10 años y afirma que en la actualidad tienen un perfil bastante claro de los adeptos. A diferencia de los años 70 y 80, cuando había un sector de población más analfabeta y menos educada que era más vulnerable a los grupos fanáticos religiosos, hoy en día las sectas buscan exactamente lo opuesto. Quieren gente competente, con recursos y capaz de hacer proselitismo.
Según Merino, más de la mitad de los pacientes que atendían al año en el centro de investigación tenían estudios universitarios. Esto demuestra que el perfil del adepto no tiene que ver con la formación académica ni la inteligencia.
El perfil de alguien que cae en una secta suele ser el de una persona “idealista, trabajadora, que se esfuerza y que quizás cree en cosas poco documentadas, pero eso no lo hace menos inteligente”. Los grupos de corte pseudocientífico en particular buscan personas con títulos como psicólogos, periodistas, filósofos e incluso médicos.
En resumen, cualquier persona puede ser susceptible de caer en una secta. El perfil del adepto no tiene relación con la formación, la inteligencia o la vulnerabilidad. Los grupos sectarios buscan personas competentes y con recursos. Por lo tanto, es importante estar alerta y educarnos sobre las técnicas de manipulación que utilizan estas organizaciones.
Fuentes:
– Declaraciones de Laura Merino a Libertad Digital.