Un informe de la Universitat de València afirma que estos profesionales son esclavos del algoritmo
Existe un relato social en el que los influencers o creadores de contenidos online son personas libres, independientes, autónomas, pero un informe de la Universitat de València (UV) desmitifica una profesión que ha crecido mucho en la última década. “El trabajo de los influencers es muy esclavo del algoritmo y es más duro si además son mujeres porque sufren más el acoso sistemático en las redes sociales”, explica Adrián Todolí, autor —junto a Luminita Patras— del estudio promovido por la Cátedra de Economía Colaborativa y Transformación Digital de la UV, y presentado ayer en Valencia.
La figura del influencer, que ha revolucionado el mercado digital, la publicidad y el marketing, recibe una remuneración de diferentes formas a cambio de compartir momentos de su vida diarios u ofrecer consejos en diferentes campos, como el fitness, la belleza o la alimentación, y al hacerlo respaldan marcas de productos y servicios de consumo, describe el informe. Muchas empresas los buscan para promocionar sus productos por la legión de seguidores que tienen.
“Además, ya no solo tienen impacto en la publicidad y en el consumo, sino que influencian el estilo de vida de sus seguidores o afectan a resultados de elecciones locales o nacionales”, asegura el estudio, elaborado a partir de 31 entrevistas a 16 mujeres y 15 hombres, entre los 18 y los 52 años.